No nos engañemos: Detrás de un rostro hermoso, siempre se esconde una bestia diabólica. Eso demuestra que la belleza es externa, pero lo que verdaderamente vale, es lo que va por dentro.
Yo lo pude comprobar personalmente al ver como Matt Kirkland despellejaba hermosos y adorables personajes infantiles, desnudando sus almas y exponiéndolas al público inocente, pero curioso.
Debajo de cada peluche, hay un robot. In Vestimentis Ursum.
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